Saltar al contenido


Seguro que tenemos algunas cosas en común

Me gusta tener las cosas bajo control.

Saber que si hago esto pasará aquello y no esto otro.

Tomar mis propias decisiones en base a mis necesidades.

Valoro muchísimo mi tiempo y el de los demás.

Bueno, todo esto me gustaba, así era yo antes de ser madre hace 6 años.

Cuando nació mi hija tuve que priorizar DE VERDAD. Y mi prioridad pasó a ser lo más básico, DORMIR.

Cuando ella era bebé, SIEMPRE tenía que estar en brazos, día y noche. Estar en brazos tampoco era magia, a veces eran brazos y lloros.

Sentarnos a comer, mi pareja y yo juntos, imposible, uno estaba con ella en brazos paseando mientras el otro cenaba y nos turnábamos.

Para mí el colecho era una utopía, ella tenía que estar encima de mí, no al lado, encima, pegada. Mi espalda y mis brazos no podían más pero seguían tirando. Brazos, pecho, lloros, sí, íbamos tirando.

“Disfruta que pasa rápido”. “Busca momentos para ti”. «Duerme mientras duerma». Frases que desde el mejor lugar, no te alivian.

Empecé a indagar en el mundo de la crianza respetuosa.

Cada día pensaba que era cuestión de tiempo pero no me gustaba la madre que estaba siendo para mi hija. Poca paciencia, cansancio, mal humor. Pocas ganas de hacer planes. Miraba al resto de bebés y me parecía que no eran como la mía, ¿qué estaba haciendo mal?

Seguía cuentas de IG, me empapé de libros de lactancia, crianza, sueño, … pero ella era diferente, a mí todo eso no me funcionaba.

Yo, la amante de tener todo bajo control, de A implica B. ¿Por qué para mí no?

Comparación, culpa y frustración. ¿Esa es la maternidad que quiero? ¿Soy egoísta por necesitar dormir? ¿por necesitar dejarla en alguna superficie para darme una ducha o comer?

Pensaba que sí, la culpa volvía. Hasta que, yendo en contra de lo que los gurús de la crianza respetuosa proclamaban, a la desesperada, de perdidos al río, decidí contratar a una Asesora de sueño. Ya no me quedaba otra, llevábamos 20 meses agotados, nosotros y ella. Eso no era crianza respetuosa, al menos, no para mi persona.

Puedo decir que es la mejor decisión que he tomado en mi vida. Dormir cambió nuestras vidas, mi hija era otra y nosotros también.

Tanto las cambió que me formé en un primer momento como Asesora de sueño infantil en EEUU. Dejé mi carrera como ingeniera en una multinacional porque realmente vi, que tenía mucho más valor para mí poder acompañar a madres como tú, que estuvieran pasando por donde yo había pasado.

A poder vivir tu maternidad y tu vida descansada.

A saber afrontar las noches.

A disfrutar el momento de acostar a tu bebé.

A entender qué está pasando y transitarlo desde la seguridad, la calma y la confianza.

A tomar decisiones para tu peque y dejar de compararlo con los demás.

A saber escucharte y priorizarte, a poner límites.

Es un mundo que me apasiona en el que nunca he dejado de formarme, leyendo, haciendo cursos pero sobretodo acompañando a más de 500 familias a cubrir la necesidad básica de dormir.

Si has leído hasta aquí, mi historia te resuena.

-Laura-            

Dime, ¿qué necesitas para dar el paso y ser la mamá que quieres ser?

Después de nuestros primeros meses de adaptación, tuve que priorizar de verdad y mi prioridad era DORMIR

El colecho era una utopía, tampoco descansábamos

¿Qué estaba haciendo mal?

Dormir cambió nuestras vidas, mi hija era otra y nosotros también.